La capacidad de transcender la realidad inmanente es algo que nos hace ser lo que somos, seres humanos, pero a la vez, también nos posibilita el encuentro con el totalmente Otro que es Dios. De alguna manera, esa capacidad que tenemos los seres humanos de dar sentido a lo que nos rodea y nos acontece, posibilita la existencia de una relación con lo religioso, con lo numinoso. Cuando ese rostro toma el de Jesús, hablamos de cristianismo.