Decálogo mágico de la Navidad
Querida amiga, querido amigo:
Se acerca el nacimiento de Jesús. La Navidad es un tiempo especial, entrañable, mágico. Vivir en primera persona el nacimiento de Dios es un hecho que puede cambiar tu vida. Ya, ya sé que llevas muchos años celebrándolo… Olvídate del pasado, ignora tantas y tantas Navidades y prepárate para vivir, en presente, la única Navidad, la auténtica Navidad.
Te invito a hacer un juego. Lee bien el siguiente texto e intenta averiguar dónde nacerá el Niño Jesús; el lugar exacto donde, este año, si tú quieres, si lo deseas, te encontrarás, cara a cara y corazón con corazón, con Él… ¡Adelante!
- Espera, espera, no vale la solución fácil. Jesús no va a nacer ni en Belén (que me perdonen los evangelistas) ni en tu parroquia (que me disculpen tu párroco y tus catequistas).
- No deberás ni coger el tren ni volar en avión… La magia de la Navidad te permitirá asistir, en primera fila, al hecho más importante en la historia de la humanidad.
- Mantén la calma. Tómate tu tiempo, dedica unos segundos a escuchar cómo el Niño quiere decirte algo; siéntelo dentro de ti.
- Infórmate bien de las señales para dar con su paradero. No te vuelvas loco, es la misma señal que el ángel transmitió a los pastores: “Un niño, unos pañales, un pesebre”.
- ¡Cómo todo un Dios se va a hacer un niño, cómo todo un Rey va a necesitar de unos pañales, cómo todo un Salvador va a nacer en un pesebre…!
- Observa a tu alrededor. Tiendas y escaparates repletos de regalos, invitaciones, hasta en las farolas, para acudir a fiestas y cotillones, mesas repletas de los más suculentos alimentos… Ahora, repasa nuevamente el punto anterior. ¿Ya? ¿Qué piensas?
- Recuerda que eres una persona privilegiada. Tú tienes la posibilidad de vivir la auténtica Navidad, la locura de todo un Dios que, por amor, va a hacer morada en ti.
- Abre bien tu vida durante esta Navidad. No permitas que un año más tengas que coger un mapa o echar mano de los Evangelios para saber dónde va a nacer Jesús.
- Zambúllete en todas y cada una de las fiestas, celebraciones, reuniones y demás eventos. Dios no quiere amargarte las Navidades; todo lo contrario, te invita a escuchar, sentir y vivir en tus propias carnes la alegría que el ángel anunció a los pastores, y que hoy sigue anunciándote a ti.
- Ofrece a Jesús un lugar “muy tuyo” para que pueda nacer en él. Ah, y te remito al primer punto: ni en Belén ni en tu parroquia ni en la casa de los vecinos que son muy de iglesia y han puesto un nacimiento estupendo.
¿No sabes todavía dónde va a nacer el Niño Jesús? ¡Seguro que sí! Aunque si todavía te queda alguna duda, forma con las primeras letras de cada punto y, en forma vertical, un acróstico. ¿Ya? Sí, amigo, es ahí el único lugar donde el Niño va a nacer, donde va a hacer morada y donde, si tú se lo permites, se va a establecer para siempre.
M. de Palazuelo
Extraído de Misión Joven